Un metaanálisis clínico presentado en abril de 2025 en el Congreso Europeo de Psiquiatría analizó los efectos del cannabidiol (CBD) en el tratamiento de niños y adolescentes con trastorno del espectro autista (TEA). La investigación reunió datos de tres ensayos clínicos realizados en Brasil con un total de 276 pacientes, entre 5 y 21 años, quienes fueron tratados durante 12 semanas con extractos de cannabis ricos en CBD y con niveles mínimos de THC.

Los resultados fueron consistentes: los niños que recibieron el tratamiento mostraron mejoras significativas en múltiples dimensiones. Se observó una reducción de los episodios de ansiedad, menos alteraciones del sueño, mayor estabilidad emocional y una mejora en la capacidad de socialización y respuesta afectiva. Los efectos adversos reportados fueron leves y poco frecuentes, lo que refuerza la seguridad del CBD en contextos clínicos pediátricos.

Los tratamientos se administraron con seguimiento médico estricto y en dosis ajustadas según el peso del paciente, comenzando con niveles bajos e incrementándose de forma gradual. Los investigadores subrayaron que el CBD no busca "curar" el autismo, pero sí puede funcionar como herramienta complementaria para mejorar la calidad de vida y facilitar otras intervenciones terapéuticas.

El CBD: un cannabinoide terapéutico sin efectos psicoactivos

El CBD (cannabidiol) es uno de los compuestos principales del cannabis. A diferencia del THC, no tiene efectos psicoactivos. Se ha estudiado con resultados positivos en tratamientos para epilepsia, ansiedad, dolor neuropático, Parkinson y ahora, con mayor profundidad, en casos de autismo infantil.

Su acción sobre el sistema endocannabinoide del cuerpo ayuda a regular procesos relacionados al sueño, la inflamación, el comportamiento y el estado emocional, lo que explica su efecto terapéutico en múltiples condiciones neurológicas.

Paraguay ya distribuye aceite de cannabis en hospitales públicos

Desde 2023, el Ministerio de Salud Pública de Paraguay distribuye derivados del cannabis en cinco hospitales públicos, a partir de una compra estatal de aceite de CBD de grado farmacéutico. Esta política se enmarca en la Ley 6007/17, que reconoce el uso medicinal del cannabis y obliga al Estado a garantizar el acceso gratuito a pacientes con indicación médica.

Según datos obtenidos por la Ley de Acceso a la Información Pública, ya han sido tratados al menos 262 pacientes con distintas patologías, como epilepsia refractaria, dolor crónico, fibromialgia y esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Los hospitales que actualmente ofrecen tratamiento con CBD son:

-Hospital Nacional de Itauguá: 30 pacientes con dolor crónico, fibromialgia, enfermedades reumatológicas y mixtas.

-Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu: 143 pacientes con epilepsia refractaria.

-Hospital General de San Lorenzo: 31 pacientes con epilepsia, síndrome de Dravet y ELA.

-Hospital General de Luque: 58 pacientes (sin detalle de patologías).

-Hospital General de Barrio Obrero: sin número público de pacientes, se indican tratamientos para epilepsia refractaria.

Esta experiencia representa un paso importante en la implementación de la ley, pero todavía con limitaciones: la cobertura es parcial, los médicos autorizados para recetar son pocos, y el acceso fuera del área central sigue siendo escaso.

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Una oportunidad para ampliar el alcance terapéutico

Los resultados del estudio internacional refuerzan el potencial del cannabis medicinal en contextos clínicos sensibles como el autismo. En Paraguay, donde ya existe una base normativa y una experiencia concreta de distribución en hospitales, este tipo de investigaciones pueden servir como base científica para ampliar el acceso a nuevas patologías y promover un abordaje más integral de la salud.

Más allá de los límites actuales, el sistema de salud paraguayo cuenta con condiciones institucionales para crecer en esta área: existe una ley vigente, canales públicos activos y una comunidad médica y social cada vez más informada.

El desafío ahora es avanzar con criterios clínicos, evidencia y responsabilidad para garantizar que más personas puedan acceder al cannabis como una herramienta terapéutica segura, regulada y efectiva.

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